El pasado viernes 1º en horas de la tarde se llevó a cabo la celebración del 20º aniversario del Club del Niño “Granjeritos” de la localidad de Juanicó.
Autoridades, padres, niños, familias, ex alumnos, instituciones de la zona, amigos y vecinos, acompañaron este festejo a pesar del mal clima que reinó la jornada.
En primer lugar, en representación de CO.MA.CA. (Cooperativa de Maestros de Canelones), hizo uso de la palabra Estela Delallana quien realizó una breve reseña histórica del contexto en el que nació tanto esta institución, así como también el Centro CAIF “Caritas”: “En 1992 se forma CO.MA.CA. para gestionar en aquel momento el Colegio Santa Teresita que funcionaba en el local del actual Liceo de Juanicó. En estos años se necesita un espacio donde los niños sean atendidos durante 8 horas diarias para que sus madres puedan salir a trabajar fuera del hogar. En 1994 surge el Centro CAIF “Caritas” para atender a niños de 0 a 5 años; en 1996 se firma el convenio para atender a niños de 6 a 12 años, nuestro Club del Niño “Granjeritos”, que comenzaría con 20 niños abierto durante 8 horas diarias o más, brindando la alimentación correspondiente en el marco de un proyecto pedagógico para cada centro…”.
Estela expresó que estos servicios se subvencionan en su gran mayoría con el apoyo del Estado sumado al de las familias y la comunidad que son participes en toda actividad que realiza la institución. “Fueron épocas de muchos cambios, de cierres, de comienzos, de expectativas a cumplir, de desafíos, pero de muchísimos logros. Cuántas historias de crecimientos, de ustedes niños, de ustedes ex alumnos, en estos 20 años, llenos de anécdotas, de alegrías, tristezas, cerrar etapas y de abrir otras, de nosotros como equipos de trabajo, de proyectos de cambio de vivencia, de satisfacción por la tarea. Ustedes familia que son quienes confían dejar a sus hijos en nuestras manos y de nosotros como comunidad toda que de este CAIF y de este club nace MEVIR 1 y MEVIR 2 para dar respuesta a nuestras familias y tener nuestras casas propias y estos dos hermosos centros como parte de esta historia…”.
Actualmente el Club del Niño “Granjeritos” atiende a 75 niños y niñas en un lugar donde se les brinda un espacio de escucha, de reflexión, de educación en valores en el cual la participación es pilar fundamental: “Hoy estamos aquí para festejar, para recorrer este centro, para visitarlos y conocer qué hacen hoy en día esta generación de granjeritos, cuáles son sus proyectos. Ellos hoy nos invitan y abren sus puertas para la alegría y la celebración en familia, para agradecer a todos quienes se sienten parte de este proyecto y nos acompañan. Bienvenidos a todos y feliz 20 años Club del Niño “Granjeritos”…”
Hablan los ex alumnos.
Posteriormente se realizó una instancia donde ex alumnos, de alguna u otra manera contaron sus anécdotas de cuando concurrían al centro; los que no se animaron a decirlas verbalmente lo hicieron por escrito pero todos expresaron sus sentimientos, que por cierto fueron encontrados; por un lado la emoción de volver al club a reencontrarse con viejos amigos y por otro la nostalgia que traen esos recuerdos que fueron parte de su infancia con personas que los vieron crecer y que sin duda contribuyeron a formarlos en valores para ser las personas que hoy en día son.
“Uno de los recuerdos que tengo es de unos de los campamentos a las Termas. Un día fuimos a las piscinas con mi amiga Lilián Torres y no podíamos evitar hacer una travesura. Cerca de una de las piscinas grandes, a la cual no podíamos entrar, estaba el guardavidas, que al verlo y siendo unas niñas, nos pareció bonito. Quisimos acercarnos hasta la piscina y sentarnos metiendo solo los pies dentro, hasta que nos pusimos de acuerdo entre las dos para pedirle que se sacara una foto con nosotras. Las educadoras nos vieron y nos rezongaron pero lo bueno fue que obtuvimos la foto y aun existe…”, recordó Victoria Muniz, hoy madre de Julieta, quien actualmente asiste al Centro CAIF.
“Conocí gente muy buena que nos enseñó a crecer como personas…”
“Es una alegría muy grande los 20 años del club, uno pasó momentos muy lindos acá adentro y tiene gratos recuerdos, conoció gente muy buena que nos enseñó a crecer como personas. Yo en particular fui el que di más dolores de cabeza, en ese sentido creo que soy recordado. Felicitarlos, desearles muchos años más y que los niños que hoy están acá y los que van a venir que aprovechen que esto acá está muy bueno…”, dijo el ex alumno Federico Reyes.
“Hoy soy lo que soy gracias a ellos…”
En tanto su hermana también escribió unas breves palabras: “Agradecer a esta institución que tanto nos dio porque hoy soy lo que soy y me estoy formando como profesional gracias a ellos; cuando necesité apoyo siempre acudí acá y nunca me dieron la espalda. A veces para el niño cuando sale de acá es difícil asumir que ya no es niño y que está creciendo y creo que a más de uno nos ha pasado de salir y no querer aceptarlo y seguir viniendo algunos días a visitar y siempre nos recibieron con los brazos abiertos. Muchos recuerdos lindos, la educación, más que intelectual, te forman como persona, hay muchos valores que hoy en día se están perdiendo y este es uno de los lugares perfectos para traer a sus hijos porque se forman personas maravillosas…”.
“Gracias por hacernos más felices…”
“Desde muy pequeñas empezamos el CAIF, aprendimos a caminar, las primeras palabras, allí sacamos sonrisas, al igual que llantos. Este lugar fue nuestra casa y la sigue siendo, nos reciben como siempre con mucho cariño. En el Club del Niño aprendimos a escribir, leer, nos enseñaron modales al igual que muchos juegos; fue la mejor experiencia de todas. Gracias por aguantar pataletas, enojos, llantos, gracias por hacernos más felices, por escucharnos, en fin gracias por todo, los queremos mucho…”, expresaron Florencia Pereyra y Melisa Alfonso.
“Gracias por ayudarnos a ser mejores personas…”
“Primero que nada gracias a la institución por recibirnos ya que fue como nuestra segunda casa y gracias a los educadores por atendernos, enseñarnos a compartir, a respetar, en fin, gracias por ayudarnos a ser mejores personas ya que crecimos junto a ustedes. Cuando me fui del club sentía que me faltaba algo, aun sigo extrañando y de cada uno me llevo un lindo recuerdo. Nunca los voy a olvidar. Muchas gracias, los quiero mucho…”. Firma: Rocío Bataglino.
“El Club del Niño dejó huellas en cada uno de nosotros…”
Por último los hermanos Florencia, Fiorella, Nicolás y Pablo Domínguez relataron: “La pasada por el Club del Niño fue muy importante porque nos dejó huellas en cada uno de nosotros, las comidas de Tana y Margot eran siempre más ricas que las de casa, incluso los vegetales y legumbres. Armábamos un grupitos de compañeros y pasábamos por la despensa a comernos los cereales hasta que uno de nosotros veía que venía alguna de las educadoras y salíamos corriendo a escondernos con las manos y los bolsillos llenos de cereales. Los viajes de campamento del club eran nuestras vacaciones, contábamos los días para su llegada porque pasamos meses colaborando con el reciclaje de las botellas y cartones para que con su venta se llegara cubrir parte del monto de dinero de nuestras vacaciones…”.
“El Club del Niño ha sido nuestra segunda casa…”
Por su parte los egresados más antiguos del club, que actualmente trabajan en CAIF tanto en Canelones como en Juanicó, también expresaron sus palabras: “Ha sido nuestra segunda casa, yo arranqué en el colegio, nos vinimos al pueblo, me acuerdo que estuvimos en una casita de MEVIR, estaba Margot que me acuerdo que nos cocinaba, éramos poquitos. Después pasamos a la casa que está la lado del tanque de la OSE, que ahí era todo una peripecia venir a buscar la comida al mediodía y ahí yo me di cuenta que lo mío era estar con los niños y hoy por hoy gracias a COMACA y a todas las compañeras que me dieron la oportunidad de trabajar acá, agradecerle a todos ustedes por confiar en nosotros y que sea por muchos años más. Gracias por venir esta tarde…”, relató Pablo.
“Nosotras estuvimos en el Club del Niño cuando era donde ahora está el liceo y una de las cosas lindas que hicimos es descubrir que con humo y con fuego podíamos espantar abejas para sacar la miel, entonces Leti va a contar qué hicimos en esa tarde linda de sol donde se nos ocurrió ir a juntar miel con muchos otros compañeros…” dijo Ana. “Prendimos fuego para que se formara humo para poder correr las abejas pero después vimos que no podíamos controlarlo y corríamos a buscar baldes de agua y ahí nos vieron y nos ayudaron a apagarlo. La cuestión es que prendimos fuego todo el monte y tuvieron que ayudar a apagarlo si no iba a haber un caos…”, expresó Leticia. Ambas también trabajan actualmente en CAIF.
“No hay una palabra que sepa expresar lo importante que ustedes fueron para cada uno de nosotros…”
Los egresados más pequeños (2015) también dedicaron unas palabras que compartieron con todos los presentes. Ellos son Lucas, Germán, Agustina, Tatiana, Sofía, Estefani: “Gracias por invitarnos a estos 20 años, para nosotros fue algo muy importante ya que muchos de nosotros estuvimos muchos años junto a ustedes. Ahí aprendimos muchas cosas que las vamos a usar con el correr de los años. Ahora que estamos en este lugar festejando los 20 años les queremos decir que en el mundo no hay una palabra que sepa expresar lo importante que ustedes fueron para cada uno de nosotros. Hoy, es el momento de decirles que nunca se detengan y que nunca nos vamos a detener y que en este lugar se pueden aprender muchas cosas como extrañar hacer amigos y aprender como nosotros. Los queremos mucho…”.
Posteriormente visitamos el Club del Niño para disfrutar de un recorrido histórico en fotos así como también una muestra del trabajo de los niños del club.
“Destacamos que este año estaremos abocados a difundir la idea del cooperativismo, labor que realizaremos con nuestros niños, por tal motivo ellos han trabajado la identidad grupal poniendo nombres indígenas a sus grupos…” dijo Sandra Cuello, encargada de la conducción del acto.
Antes de compartir la torta se procedió al descubrimiento de una hermosa placa en el patio central que lleva el símbolo de la institución, el roble, que representa la fortaleza, la nobleza y la perdurabilidad. La misma fue obsequiada por dos familias de niños que el año pasado terminaron su ciclo en el club.
“Agradecemos desde ya el afecto compartido con nuestro querido Club del Niño. Muchas gracias por acompañarnos…”, agregó Sandra.