Llegó el turno de emigrar a México, donde vive actualmente, para jugar con buen suceso en nueve clubes de la Primera A y cerrar una carrera futbolística plagada de anotaciones y buenos momentos. Su nombre siguió sonando para cargos como entrenador, auxiliar técnico, director de fuerzas básicas y secretario técnico, función que realiza actualmente en Venados F.C.
La entrevista de esta semana es con el diez, devenido a nueve que convirtió 146 goles en su carrera profesional. A continuación, compartimos la entrevista con Daniel Rossello, hoy con 48 años.
“La gente de Juanicó siempre ha sido muy sana, muy agradable…”
P.al Día- ¿Dónde comenzaste a practicar el deporte? ¿Quién te incentivó a jugar al fútbol?
Daniel Rossello- Comienzo a jugar al fútbol oficialmente en Melilla, en un equipo de baby fútbol. El primero en llevarme a una cancha de fútbol fue mi padre, Ernesto José Rosello. Él tenía un equipo de baby fútbol que se llamaba Los Paraísos, y yo con tres años andaba detrás de la pelota. Jugué en el Club Atlético Melilla, luego voy a vivir a Canelones y juego en Tres Esquinas y Fátima como número nueve. En Fátima fuimos campeones, además estuve en una selección de Canelones de baby fútbol. Esos fueron mis comienzos y mis equipos en la niñez. Con muchos de los compañeros de la selección de baby fútbol nos volvimos a encontrar años más tarde en la selección juvenil de Canelones.
P.al Día- ¿Cómo definirías tu pasaje por Juanicó y por el fútbol de Canelones?
Daniel Rossello- Tengo recuerdos muy bonitos de Juanicó, sobre todo del gusto por jugar al fútbol y de la convivencia con los compañeros. La gente de Juanicó siempre ha sido muy sana, muy agradable.
Fue curiosa la diferencia de edad de las categorías, ya que al salir del Baby Fútbol estaba la Sub 19 y yo tenía 14 años. Quería seguir jugando al fútbol, pero mi padre no me dejó. Con 14 años corría carreras de 2 y 5 kilómetros. Corrí una en Juanicó de 5 kilómetros, la cual gané y me permitió conocer el velódromo. En ese momento, Gustavo Peraza, compañero de clase del liceo, me comenta que todos los equipos de Canelones van a armar una Sub 16 para jugar el campeonato, ya que quedaban muchos chicos sin jugar por la gran diferencia entre el Baby fútbol y la Sub 19. Me invita a jugar en Juanicó, así que llego al club en 1987, finalmente con el apoyo de mi padre. Salimos campeones invictos con aquella Sub 16 de Juanicó y fue un torneo impresionante. Era un gran plantel, muy bonito ir a entrenar, y a jugar. Superamos a todos los rivales. En aquel momento estaba la rivalidad con los equipos de Canelones, principalmente Liverpool, con el cual definimos el torneo en el Estadio Monegal. Recuerdo que esa misma noche teníamos un cumpleaños de quince y luego del festejo nos fuimos rápido cada uno a su casa para lavar la camiseta y ponernos la roja y negra debajo de la camisa y el saco. En un momento de la noche, nos sacamos la camisa y estábamos bailando con la camiseta de Juanicó, fue un momento impresionante. Al otro año, paso a la Sub 19 con jugadores de primera, que bajan para la categoría, con Carlos Rubbo como entrenador. Yo jugaba de diez en ese momento, pero Carlos me dijo que necesitaba un nueve que la mandara a guardar como fuera. En el primer partido metí tres goles, son recuerdos que quedan marcados. No fuimos campeones, pero fue una gran experiencia para mi corta edad, tenía 16 años y competía con futbolistas mayores, algunos ya en primera. Luego llego a la selección Juvenil de Canelones, donde no tuve mucha participación. Después de dos años de Sub 19 en Juanicó, juego en la selección de Canelones. Ese año somos campeones del Sur, pasamos al torneo Nacional y varios de nosotros llegamos a diferentes equipos por intermedio de los captadores. Juanicó venía de ser campeón ante Wanderers en primera División en 1989, temporada en la cual estuve en el banco un par de ocasiones. En 1990 juega la Copa de Campeones y la directiva de Juanicó tiene un gran gesto conmigo. No me pusieron ningún impedimento para que fuera a River Plate, solo me dijeron que jugara la copa y luego me fuera al darsenero. Jugué la copa de campeones y me gané una plata por las entradas vendidas de los partidos, lo cual, para un chico como yo, era mucho. Luego de eso llego a River Plate, después del Mundial de 1990.
P.al Día- ¿Cómo se dio tu llegada al fútbol profesional y a qué edad debutaste en Primera?
Daniel Rossello- Llego a River Plate en el año 90, a la cuarta División. Se va el técnico que me llevó al club para una selección Sub 17 de Uruguay. El técnico de la quinta llega a cuarta y no me tiene en cuenta.
En ese momento yo trabajaba en un supermercado, dejaba el super e iba a entrenar. Los sábados trabajaba hasta el mediodía y luego jugaba en la tarde. Tal vez no estaba en mi mejor forma física, pero siempre con las mismas ganas. Sufrí ese primer año por no jugar demasiado. Sin embargo, disputando un partido ante Nacional donde anduvimos muy bien, me observa Víctor Púa que era el entrenador de la tercera división de River Plate. Hablamos luego del partido y me dijo que me quedara en la cancha, que necesitaba un delantero para esa categoría. En ese momento, el club estaba peleando el descenso en Primera y subieron a Carlos María Morales, que andaba muy bien en tercera. Recuerdo que jugué algunos partidos en tercera división y convertí 5 goles. Me fue mejor en tercera que en la cuarta. Salimos campeones en Tercera División y en Primera, River desciende a la B.
Al año siguiente, se forma un equipo con jugadores de esa Tercera División, con figuras como Héctor Tuja, Julio Ribas, Juan Ramón Carrasco. Entrenaba con primera pero no pude debutar. Al año siguiente, juego nuevamente en tercera, el entrenador de primera no me quería. A fines de 1992 River Plate anduvo muy bien, termina segundo y va a la liguilla en enero de 1993. Con 20 años me toca debutar contra Nacional en el Estadio Centenario, debido a que se lastima un compañero. Estuve en el banco varios partidos, sin jugar demasiado. Luego llegó Sergio Markarían y me tuvo un poco más en cuenta, hasta que en el 1994 con Jorge Fossati comienzo a jugar con mayor continuidad. Me fui consolidando, pero cuando estaba jugando a gran nivel en una liguilla (1995), me fracturan. Estaba todo arreglado de palabra para incorporarme a un equipo argentino, pero por la lesión no se concretó. En 1996 me recupero, convierto goles, River Plate se queda en primera, pero tenía algunos dolores musculares que acarrearon otra lesión. Ese mismo año y después de todo lo vivido esos últimos meses, quedo libre, es un golpe duro. Luego de una lesión tan grande, de recuperarme y convertir goles, no fue fácil asimilar esa decisión.
“Mi mejor temporada en River fue la de 1994, teníamos un gran equipo”
P.al Día- ¿Qué es lo que más destacás defendiendo la camiseta de River Plate?
Daniel Rossello- La mejor temporada considero que es la de 1994, con Jorge Fossati. Teníamos un gran equipo, así como un gran cuerpo técnico, jugábamos muy bien al fútbol. Teníamos jugadores de mucha experiencia como Juan Ramón Carrasco, Eduardo “Bemba” Acosta. Rescato el trato y la ayuda para con los jóvenes dentro y fuera de la cancha. Fue muy enriquecedor para mi carrera. Tengo muchos amigos y anécdotas, siempre las estamos recordando.
P.al Día- ¿Qué sensaciones te dejó defender instituciones como Huracán Buceo, Bella Vista, Rocha?
Daniel Rossello- De River Plate me voy un año a Huracán Buceo. No fue fácil ya que tuve que batallar con algunas molestias musculares. Jugué varios partidos y pude convertir varios goles. Compartí plantel con jugadores como los hermanos Almada y Roberto Bobadilla, quien comenzaba a jugar en aquel entonces.
Luego de esa temporada me busca Julio Ribas para que vaya a Bella Vista. Nosotros fuimos compañeros, tenía un estilo muy propio en su forma de ser. Recuerdo que en River Plate no me dejaba ir de los asados, “te tenés que quedar hasta lo último”, decía. Hablaba mucho con los jóvenes. Le contábamos todo, era un gran motivador.
Bella Vista asciende y voy a jugar a su equipo. Me costó mucho tener participación, el técnico hacía pocas variantes. El equipo no perdía y era difícil poder meterse en el once. Me tocó jugar contra Nacional, ya que Diego Alonso estaba suspendido. Pude convertir el gol de la victoria y al siguiente partido fui al banco nuevamente. Pasaron cosas muy bonitas como la victoria a Peñarol en la liguilla, un gran grupo encabezado por Julio Ribas, con grandes jugadores. Jóvenes con gran futuro como Henry Ariel López Báez, Sergio Órteman, Diego Alonso, Julio “Mellizo” Morales, Fabián Pumar, el oso José Luis Zalazar…un equipazo. Luego de que Bella Vista sale campeón de la Liguilla me invitan a jugar en Rentistas y Basáñez. Me inclino por Basáñez, donde estuvimos cerca de ascender a la divisional A, pero no se pudo dar.Tuvimos algunos adeudos como pasaba en varios clubes de ese entonces.
Luego me pongo a entrenar con el “dream team” de Juan Ramón Carrasco. Recuerdo que fui a mirar un partido en Florida para hablar con Carrasco. Se jugaban cuatro partidos en la semana y la mayoría los ganábamos. Entrenábamos fuera de las canchas del Estadio Centenario.
Cuando Carrasco es designado como entrenador de Rocha F.C, que jugaba por primera vez en el fútbol profesional, voy para allá. Teníamos un gran grupo, donde Juan, con su personalidad hizo un gran trabajo. Estoy muy agradecido por la oportunidad que me medió. Nos fue muy bien, quedamos en mitad de tabla, por suerte convertí muchos goles y pateaba los penales. Carrasco me decía: “vos tirá los penales que yo hago los goles de tiro libre”. Fue una etapa de mi carrera que disfruté muchísimo, jugar con Carrasco fue formidable. Entendí su forma de ver el fútbol, su fórmula ofensiva para un delantero es excelente. Un número 10 como Juan, que te habilite es genial.
Luego de jugar el Torneo Clausura en Rocha, me voy a México.
“Un año ascendimos, hice 18 goles y no pude jugar en la primera división del fútbol mexicano…”
P.al Día- ¿Cómo llega la posibilidad de ir al fútbol mexicano? ¿A qué club llegás?
Daniel Rossello- Fui a la casa de Carrasco y tenía dos opciones: China y la segunda división de México. Me dijo que agarrara la primera que se presentara, y así fue. Había dos semanas de diferencia entre el final del campeonato uruguayo y el inicio del torneo mexicano. La primera semana confirmé, organicé una mudanza de Rocha para Canelones y me fui a México.
Comienzo a jugar en Venados de Yucatán, la Liga es la Primera A, que es la segunda División de México. Venados es un equipo en la península de Yucatán, a 300 kilómetros de Cancún. Llegué en el año 2000, a fines de junio. Jugué siete años en el fútbol mexicano. Un año no pude jugar por un cambio en el reglamento, es muy común por aquí tener modificaciones todos los torneos. Mi primer año convertí 14 goles, y tres en la liguilla, pero lamentablemente no pudimos ascender. Luego voy a Reboceros de La Piedad donde tenían como objetivo ascender, y me fue muy bien también. Ascendimos a Primera División, pero no me quedé en el club. Convertí 18 goles, anotando en semifinal, final, y en la final por el ascenso. Fue bastante atípico porque podría haber jugado en la máxima categoría del fútbol mexicano, era jugador libre. Mi representante pensó que seguía en La Piedad, pero por un mal entendido ya no pude arreglar con ningún equipo de primera.
Después continúo en Primera A y llego a Correcaminos UAT, un equipo de Tamaulipas, en la frontera con E.E.U.U. Un Estado complicado, pero me trataron muy bien. Allí nació mi segundo hijo Franco.
Luego vuelvo a Yucatán. Más adelante tengo un pasaje por Lagartos de Tabasco, en 2004, año en que nace mi hija. Vuelvo nuevamente a Yucatán al Mérida F.C, también juego en Tigrillos de Mochis y Tigres de Mochis en Sinaloa. En 2006 llego a Delfines de Coatzacoalcos.
Finalmente me vengo a vivir a Mérida y estoy un año sin jugar. Surge una posibilidad de ir a jugar a Puebla y compartir equipo con “el bola” Álvaro González, a quien conocía de Canelones. Fuimos compañeros de equipo en 2004, pasamos la navidad juntos ese año. Finalmente, la negociación con Puebla no prosperó y termino jugando en Lobos Buap, en el año 2007. Ese fue mi último equipo de los nueve en los que jugué. Después de eso regreso a Mérida, donde vivo y trabajo actualmente.
P.al Día- ¿Cómo definirías el fútbol de aquel país?
Daniel Rossello- El fútbol mexicano ha crecido mucho, es mucho más atractivo desde lo económico y lo deportivo. Las cifras que se manejan son muy buenas. Se juega bien al fútbol, pensando en el arco rival. Los partidos son de muchos goles, aunque cuesta mucho la parte defensiva. A los pocos equipos que trabajan la parte defensiva en México les va muy bien. En estos últimos años vinieron muchos jugadores uruguayos y les ha ido muy bien realmente.
A nivel de selecciones también crecieron una enormidad, siendo campeones del mundo en Sub 17 y en Sub 20. Es un país que en cualquier momento va a dar una sorpresa en mayores. Muchos jugadores deciden ir a jugar a Europa a pesar de tener todas las comodidades y el confort en su país, lo cual sin dudas habla del crecimiento.
P.al Día- ¿En cuántos equipos jugaste? ¿Dónde sentiste que estuvo tu mejor rendimiento?
Daniel Rossello- En México jugué en nueve equipos. Mi mejor momento futbolístico fue en Venados de Yucatán en 2000 y en La Piedad, era un equipazo. En La Piedad fuimos muy superiores a todos los rivales y como centro delantero lo aproveché muchísimo. Convertí muchos goles. Hay muchos momentos para destacar, en los Tigrillos de Mochis o en Correcaminos me fue muy bien en todos los sentidos también.
P.al Día- ¿Cómo surge la posibilidad de ser entrenador? ¿En qué equipo comenzás a ejercer como técnico?
Daniel Rossello- En Mérida comencé con el curso de entrenador y continué estudiando en Sinaloa cuando jugaba en los Tigrillos de Mochis. Luego regresé a Mérida y me recibí.
En el año 2006 me quedé sin jugar al fútbol por un tema administrativo. Es allí cuando uno de los dueños del club Mérida F.C me ofrece dirigir la tercera división del equipo. Lo tomo como un reto, hubo que formar un grupo desde cero. Reclutamos muchos jugadores, debimos inculcar la disciplina para entrenar, cosas que pueden ser habituales en Uruguay, pero aquí costaba. Conformamos un equipo competitivo, fuimos campeones de la zona y llegamos a octavos de final de la liguilla. Nos complicó el tema de las distancias entre cada Estado, 500, 600, 700 kilómetros. Jugar partidos miércoles y domingo con viajes de 24 horas en un ómnibus era muy difícil. Cerrábamos las llaves en casa, pero antes teníamos viajes devastadores en los partidos de ida.
Luego sigo jugando al fútbol hasta que me retiro. En ese momento, me acerco al instituto donde estudiaron toda la vida mis hijos, donde tienen una liga de fútbol con equipos amateurs. El coordinador me invita a dirigir un equipo universitario, luego infantiles y así fui trabajando en la profesión. En 2012 ingreso a trabajar en C.F. Mérida, los equipos cambian de nombre constantemente. Era una prueba piloto, a la cual me invita a participar Ricardo Valiño. Luego de dos meses de entrenamientos con los jóvenes, me comentan que hay una vacante como secretario técnico y desde allí comienzo a trabajar en un nuevo rol en C. F. Mérida.
Pasan dos años y la directiva cambia de dueño. El entrenador renuncia a falta de cinco fechas y el socio mayoritario me llama para dirigir los partidos que restan. Yo trabajaba todos los días con los entrenadores y no fue fácil tomar la decisión, no pensaba sinceramente dirigir. Acepté, tenía la obligación moral de poner el pecho por el plantel. Así fue como fui entrenador interino, trabajamos un par de semanas con el equipo, ganamos dos partidos y perdimos los tres restantes. Clasificamos a una copa y fue una linda experiencia, todas las situaciones dentro de un grupo que hay que resolver como entrenador te ponen a prueba. Terminó el torneo, vino un entrenador y quedé como auxiliar un par de ocasiones, pero nunca como interino. Luego sigo como secretario técnico y trato de identificarme con ese cargo, apoyando la parte deportiva pero fuera de la cancha. Actualmente soy secretario técnico de Venados F.C.
“Trabajo en la logística de los viajes y entrenamientos del equipo; todas las necesidades que puede tener un cuerpo técnico y el plantel. Soy el nexo entre la directiva y la parte deportiva…”
P.al Día- ¿Cuáles son tus funciones como secretario técnico de un club?
Daniel Rossello- Yo trabajo en la logística de los viajes y de los entrenamientos del equipo. Todas las necesidades que puede tener un cuerpo técnico y el plantel. Soy el nexo entre la directiva y la parte deportiva. Mi jefe es el director deportivo. Estoy con todo lo relacionado a los viajes, hoteles, alimentos, aviones, ómnibus. Mi responsabilidad es que salga todo bien. Incluso el día del partido con las alineaciones, reglamentos, registros y trámites de la parte deportiva, no así la legal.
Mencionarte que estuve hace un tiempo como director de las fuerzas básicas del club. La institución no tenía director deportivo y tuve la responsabilidad de formar las divisiones inferiores. Teníamos un equipo de tercera división profesional. Reestructuramos por completo el club, pasando de tener un equipo a tener nueve. Formamos todas las categorías, creando una identidad e idea de juego para el club. Ya no estoy cumpliendo esa función, pero fue una linda experiencia. Consiguiendo buenos resultados para la institución en todas las categorías juveniles.
P.al Día- Tenés una familia futbolera, ¿te gusta aconsejarlos y trasmitirles tus experiencias?
Daniel Rossello- En la familia todos juegan al fútbol, tengo cuatro hijos y todos practican el deporte.
Marco Rossello tiene 20 años, juega en Liga de Ascenso y fue a jugar un año a Fénix en Uruguay.
Franco Rosello, 18 años, está jugando en la tercera División de Venados F.C. Luego Lucía, tiene 16 años, juega en equipos de fútbol siete y ha jugado en equipos de la escuela a nivel amateur. Ahora está en la selección de Yucatán. Thiago tiene 8 años y juega en la escuelita de Venados. A veces hablamos de fútbol, vemos detalles técnicos, pero para que puedan darse cuenta de algunas situaciones viéndolo como aficionados. Siempre les dije que deben hacerle caso a su entrenador y que sean profesionales. El fútbol exige mucha disciplina, no es solo ser ordenado, sino descansar bien, comer bien, disfrutar entrenando, dar todo de sí. Con trabajo, dedicación y profesionalismo se acerca la chance de tener la oportunidad en el fútbol profesional. En esta familia se inculca el estudio, los apoyo siempre y cuando estén estudiando y lleven una carrera adelante en caso del más grande. El fútbol es muy incierto, cada día está más difícil, así que lo mejor es que puedan tener una carrera.
P.al Día- ¿Cuáles son las mayores diferencias entre el fútbol de los 90 y el actual?
Daniel Rossello- Una de las diferencias más grandes es la velocidad y la dinámica con la que se juega hoy. Si bien se trabaja mucho la parte física, actualmente se trata de jugar más. Los equipos se ocupan más de jugar al fútbol que de la fuerza. Hay mucha tecnología para el futbolista de hoy en día, lo que hace un espectáculo más vistoso de lo que era en los años 90.
“El fútbol mexicano es una liga más fuerte en cuanto a lo deportivo, económico, estructural...”
P.al Día- ¿Cuáles son las mayores diferencias entre el fútbol uruguayo y mexicano?
Daniel Rossello- El fútbol mexicano es una liga más fuerte en cuanto a lo deportivo, económico, estructural, estadios. En la parte deportiva el fútbol uruguayo es más sólido, con los conceptos más claros y más apasionado en su profesión. El fútbol uruguayo se vive más intensamente.
El fútbol mexicano como te decía antes es muy atractivo para el jugador, son países diferentes y uno tiene un poder económico muy grande. Mi hijo me contaba cuando estuvo entrenando en Fénix que lo mataban a patadas. Sintió mucho más la fuerza y el contacto del fútbol uruguayo con respecto al fútbol mexicano que él estaba acostumbrado. Él ya había debutado en la Liga de Ascenso en México, pero sin dudas que sintió mucho más la marca y la fuerza del fútbol uruguayo.
P.al Día- ¿Amigos que te haya regalado el fútbol?
Daniel Rossello- Me dejó muchos amigos el fútbol. En todos los clubes compartís un montón de situaciones muy lindas y de las difíciles, donde fortalecés más la amistad. Jugué con “el bola” Álvaro González en Tabasco y en Puebla finalmente no se dio, pero siendo rivales en la misma ciudad siempre hacíamos asados y nos juntábamos a compartir un momento en su casa. Capaz que en Canelones no teníamos tanta afinidad, pero el tema de compartir momentos en el fútbol nos llevó a formar una muy linda amistad. Con Mauricio Vigo también fuimos compañeros en la selección juvenil de Canelones. Si bien más adelante nos enfrentábamos cuando yo defendía a River Plate y el a Wanderers, los dos íbamos al Prado y compartíamos muchos momentos juntos.
Otro amigo y compañero que tuve fue Diego Monserrat. Algo parecido a lo de Álvaro“bola” González, tal vez no éramos tan cercanos desde jóvenes, pero el fútbol nos hizo compartir muchos momentos y desde el liceo hasta el día de hoy se mantiene la relación.
Con Gustavo Peraza también, tengo una relación espectacular, hace poco nos encontramos en Uruguay. Forma parte de un grupo de amigos que comenzamos en Juanicó. Hace unos años jugué en la Senior del club y reencontrarse con todos los compañeros fue bárbaro.
Acá en México te puedo nombrar a Miguel Fernández, con quien fuimos compañeros de equipo y ahora está en la directiva del club. Él era muy joven y lo recibimos con los mayores en su momento. Tengo gran relación con él, tenemos confianza y compartimos muchos momentos juntos en el día. Lo conozco desde pequeño, su familia es muy sana y futbolera.
P.al Día- ¿Un partido imborrable en lo personal, por lo bien que salieron las cosas?
Daniel Rossello- El 3 de junio de 2001 ascendimos con Reboceros de La Piedad. Convertí dos goles en la final de ascenso. Fue un día memorable para mí. Son las fechas que uno no puede olvidar futbolísticamente, por el resultado conseguido. Fue un partido de vuelta, en la ida perdimos 1 a 0. Perdíamos 2 a 1, logro empatar y marcar el tercero, el estadio era una fiesta, terminamos marcando otro gol y ganamos 4 a 2. Fuimos campeones logrando el ascenso.
“El profe me dijo «tiburón, el domingo le haces un gol a Peñarol».
P.al Día- ¿Una anécdota qué te dejó el deporte y es imposible olvidar?
Daniel Rossello- Hay muchas, pero te cuento una que está muy buena.
Jugaba en River Plate en el año 1995. Veníamos de perder con Rampla Juniors y Nacional. Jorge Fossati era el entrenador y Alejandro Valenzuela era el preparador físico. El profe me dice: “tiburón, el domingo le haces un gol a Peñarol”. En ese momento ni me acordaba que jugaba contra Peñarol, veníamos de dos derrotas muy duras. En la semana nuevamente me dice: “vas a meter un gol y te vas a poner dos camisetas y me vas a regalar una a mí en la platea”.Yo solo lo miraba, el profe era un gran motivador, excelente profesional. El fin de semana vamos a jugar con Peñarol en el Estadio Centenario, jugamos de manga larga y le dije al utilero que me diera una camiseta de manga corta para ponerme arriba de la de manga larga.
Ni bien arranca el partido, convierto el primer gol. Una jugada de Gustavo “Chavo” Díaz para Wilmar Cabrera que la peina y yo ingreso entre los centrales y de zurda se la pico al golero de Peñarol. En el festejo me voy a la platea, me saco la camiseta de manga corta y se la tiro al profe. Todavía no se amonestaba por eso, no era muy común. Al otro día, en los periódicos estaba el festejo del gol con el profe y la camiseta. Es una anécdota muy curiosa que siempre recuerdo.
P.al Día- ¿Un jugador actual que te guste en la posición que tú te desempeñabas?
Daniel Rossello- Mi padre siempre me decía, el delantero tiene que meter goles. En lo personal, no era un obsesionado, fui evolucionando y con Carrasco aprendí que el nueve no necesariamente tiene que hacer goles. Si tiene una opción de pase clara debe asistir y jugar para el equipo. Saber tomar las mejores decisiones en cada situación, eso se va aprendiendo.
En mi posición, Luis Suárez es un referente en el mundo y el mejor centro delantero que me ha tocado ver jugar en lo personal. Es muy completo en todo, define de la forma que sea, genera fútbol, realiza una jugada de gol el solo. Se saca uno o dos jugadores de encima, asiste a los compañeros, da pases milimétricos de gol. Tiene todo lo que debe tener un delantero y aparte tiene el apellido uruguayo, la garra, la entrega, la pasión. Suelen ser atributos que los jugadores uruguayos tienen.
“Soy muy agradecido por haber llegado al fútbol profesional; no era un tocado por la varita mágica…”
P.al Día- ¿Te quedó algo pendiente por cumplir como futbolista?
Daniel Rossello- Como jugador uno siempre quiere jugar en la selección uruguaya y disputar un mundial. Soy muy agradecido por haber llegado al fútbol profesional, agradezco el apoyo que siempre me dieron mis padres y a toda la gente que me ayudó de alguna manera para poder debutar y mantenerme en el profesionalismo. En lo personal me llena de orgullo y satisfacción. Tengo claro que no era un jugador tocado por la varita mágica, a lo largo de mi carrera el sacrificio estuvo siempre presente, al igual que el trabajo. Me tocó ser campeón y jugar en equipos ganadores. Estoy muy contento con todo lo que conseguí en mi carrera, siempre se puede lograr más objetivos, pero soy muy agradecido por todo lo vivido. Tal vez como jugador me hubiera gustado ascender con Yucatán a Primera División, ciudad en donde vivo actualmente. Lo sigo teniendo en mente como secretario deportivo y espero lograrlo en esta función.
P.al Día- ¿Algo más que quieras expresar?
Daniel Rossello- Agradecerle a Progreso al Día por este espacio. Muchas gracias a mi familia, a mis padres, a toda la gente del fútbol, tengo gran cantidad de recuerdos, en su mayoría muy lindos. Mucha gente me ayudó en todos los sentidos y está bueno poder expresar públicamente mi agradecimiento. Recuerdo que un preparador físico me corrigió la técnica de carrera en una selección juvenil de Canelones. Es un ejemplo de los tantos que tengo en mi trayectoria y son sensaciones muy bonitas.