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26/08/2024

“Nuestros hijos nos esperan”; en Progreso hay un centro para ex reclusos.

Desde hace casi un año y medio funciona en nuestra ciudad un centro de alojamiento colectivo para egresados del sistema penitenciario que no posean hogar. El local está ubicado en el ex edificio del Instituto Los Nogales (Ruta 5 Nueva Km 29), posee 25 cupos y es gestionado por la ONG “Nuestros hijos nos esperan”. Aquí, en convenio con Mides, se les brinda alimentación, acceso a una bolsa de trabajo y talleres para aprender oficios.
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En este centro se trabaja en un abordaje múltiple con acompañamiento social como forma de promover la reinserción de estas personas que recuperan la libertad ante el desamparo que sufren tras su paso por el sistema penitenciario, en un ámbito comunitario, de respeto entre pares, en el que se comparten experiencias y talleres, promoviendo el desarrollo integral de la persona.

En dialogo con Gabriel Camilo, encargado del centro, Santiago, uno de los referentes pares quien estuvo privado de su libertad y hoy ayuda a otras personas a reinsertarse en la sociedad, y la Hermana Nely, quien se sumó a esta iniciativa hace unos diez meses como coordinadora, nos cuentan cómo viene funcionando el centro, los avances que han tenido en este año y medio desde su inauguración, así como también los desafíos a futuro.

 

“En este tiempo hemos evolucionado mucho como institución…”

P.al día- ¿Cómo viene funcionando el centro actualmente?

Gabriel Camilo- Nosotros éramos conscientes de que se necesitaba un lugar como este, teníamos un gran equipo pero no sabíamos cómo pararnos en la cancha y en casi un año y medio que hace que estamos acá hemos evolucionado mucho como institución ya que hemos descubierto muchas cosas que no hacíamos bien y que las fuimos corrigiendo para ir entendiendo y aprendiendo a conocer a las personas que estuvieron mucho tiempo privadas de su libertad y que recién salen de la cárcel y de las adicciones.

Cuando estás encerrado en una celda empezás a disfrutar las cosas más pequeñas y en la escasez es donde valorás el sentirte parte de un grupo porque alguien se acordó de ti y te compartió un cigarro y acá pasa lo mismo.  Empezamos a entender que las personas necesitan un espacio donde pertenecer para que se sientan importantes, que son personas que valen y que tienen un propósito en su vida.

P.al día- ¿Cuántas personas asisten?

Gabriel Camilo- El cupo nuestro es de 25 personas que no son los mismos que comenzaron ya que con el paso del tiempo algunos consiguen trabajo y se han ido a vivir por su cuenta, otros se van porque no aguantan el ritmo o porque directamente se dan cuenta que no les gusta trabajar.

P.al día- ¿Son todos egresados del sistema penitenciario o también hay personas que estaban en situación de calle?

Gabriel Camilo- Hemos tenido gente que nunca estuvo privada de libertad pero la experiencia no fue buena, entonces decidimos tener solo liberados ya que además hay muchos para ayudar.  

P.al día- El centro cuenta con profesionales que ayudan, contienen, aconsejan y orientan a quienes aquí residen…

Gabriel Camilo- Así es, hoy contamos con dos operadores terapéuticos, asistente social y psicólogos y hay cuatro operadores del centro que son referentes pares.

P.al día- También se  brindan talleres…

Gabriel Camilo- Sí, acá tenemos taller de carpintería, cocina, computación, boxeo, huerta orgánica y hay algunos que están haciendo un taller de costura. Se han integrado maestras que vienen al centro a dar clases y además la fundación tiene talleres dentro de las cárceles.

Antel nos donó 10 computadoras y en breve comienza un técnico en tecnología a enseñarles herramientas básicas de informática y MIDES nos donó artículos para el riego de la huerta.

Asimismo hay un proyecto de capacitación y generación de fuentes de trabajo vinculado a lo gastronómico para generar un lugar en el que la gente pueda venir a comer un rico plato de comida con verduras orgánicas y otros productos que nosotros producimos.

Tenemos gallinas, ovejas, un caballo, se consiguió una donación de conejos y codornices así que de a poco vamos avanzando.

P.al día- ¿Qué tipo de talleres se brindan en las cárceles?

Gabriel Camilo- Se confeccionan libros de La ballena Griselda que tiene hojas de madera (mdf) con forma de ballena. Esos libros se donan a primaria y han despertado en los niños interés por la lectura y por la plástica dicho por las propias maestras. Los internos que trabajan en esos talleres reciben descuento de pena. La primera historia de La ballena Griselda la escribí yo en la cárcel para que la leyera mi hija a la que no podía ver.

P.al día- Además acá tienen la posibilidad de conseguir empleo a través de un convenio que tienen con diferentes empresas…

Gabriel Camilo- Así es, hay unas diez personas que están trabajando actualmente; muchos están trabajando en la empresa Teyma y están muy contentos porque la experiencia ha sido muy buena y algunos incluso se han ido a trabajar a Brasil.

Este proyecto nació en la cárcel y es el único centro del país que tiene referentes pares…”

 

P.al día- ¿Ese el único centro del país de este tipo?

Gabriel Camilo- Hay otros centros pero tienen otro perfil pero este es el único que nació en la cárcel y que tiene referentes pares que somos los que trabajamos cuerpo a cuerpo. Después existen otras personas que apostaron por el proyecto que integran la comisión directiva que se encargan del tema administrativo, relaciones públicas y demás. Acá nadie busca su beneficio personal, se cuidan los dineros públicos, se les da lo mejor que se puede y si le podemos dar lujos se los vamos a dar porque esta gente necesita eso para sentirse que valen. 

P.al día- ¿Cómo se da su llegada al centro y qué función cumple dentro del mismo?

Hermana Nely- Yo soy brasilera, hace dos años que estoy en Uruguay, estuve en la Iglesia del Km.30 y hace 10 meses que estoy en la fundación donde cumplo el rol de coordinadora. Estaba en un momento donde tenía que decidir si me quedaba en Uruguay o no, estaba buscando un trabajo y por medio de algunos miembros de la fundación llegué acá donde me encuentro muy bien, soy como su madre porque ellos necesitan la presencia femenina que la mayoría nunca tuvo. Para ellos es una oportunidad de comenzar una nueva vida y lo lindo es que la mayoría de los que vienen acá quieren cambiar, de hecho este año tenemos a ocho que comenzaron el liceo y eso es algo muy bueno porque significa que quieren progresar. Tenemos un lindo grupo, muy unido, que trabajan y que tienen una perspectiva de futuro.

Es una de las nuevas misiones que el Papa Francisco pide que es ir al encuentro de aquellos que más necesitan en vez de juzgar a las personas; el pasado quedó atrás, acá comienzan una vida nueva.

P.al día- ¿Ellos se aferran mucho a lo religioso?

Hermana Nely- Nosotros no los obligamos a participar de la Iglesia, ellos libremente van a Misa los domingos y hay varios que también están participando en el catequesis para hacer los sacramentos. 

P.al día- ¿Había participado de alguna experiencia similar a esta alguna vez?

Hermana Nely- Tuve una experiencia similar en Italia con las prostitutas. A mí me gusta estar con ellos, esta es mi segunda casa, a veces vengo hasta los domingos porque ellos sienten la necesidad y yo también; donde veamos que podamos ayudar lo vamos a hacer. 

P.al día- ¿Piensa volver a su país o se va a quedar?

Hermana Nely- Me voy a quedar porque estoy encantada con esta misión y vale la pena ayudar.

“La llegada de la Hermana fue una revolución porque faltaba una presencia no solo femenina sino espiritual…”

 

P.al día- ¿Cómo ha influido la presencia de la Hermana en el centro?

Gabriel Camilo- La llegada de la Hermana fue una revolución, el lugar ha tenido un cambio radical desde su llegada porque faltaba una presencia no solo femenina sino espiritual. Cuando una persona se siente devastada y toca fondo solo Dios puede ver un ser humano en esa condición; yo fui formado en un colegio católico pero después por experiencias personales se me hizo difícil creer y me enojaba mucho con la gente que hablaba de Dios porque tenía un resentimiento pero en un momento de mi vida cuando estaba en una celda de máxima seguridad, a media luz, con frío, sin nadie que me pudiera ver ni escuchar porque estaba en un lugar muy apartado donde me habrían la puerta solo para ir a la enfermería o una vez a la semana para hablar tres minutos por teléfono llorando le pedí perdón a Dios por haberle hecho tanto daño a mis hijas y solo él pudo ver mi verdadera necesidad y arrepentimiento en el corazón. En esas instancias solo Dios puede sanar tu corazón y tocarte la fibra más profunda que te haga abrir los sentidos y creer y ahí comienza a verse una luz al final del túnel y vas tras ella y ves que esa luz se va acercando cada vez más y es impresionante lo que se puede lograr.

Este proyecto nace del dolor y está fundado bajo la esperanza y la guía de Dios pero no es un lugar religioso, acá no hay lavado de cerebro, como dijo la Hermana el que va a la Iglesia es porque quiere, nadie obliga a nadie, cada uno tiene sus tiempos, Dios nos espera y nos respeta.

P.al día- ¿En tu caso cuánto hace que llegaste al centro y qué función cumplís dentro del mismo?

Santiago- Yo soy uno de los operadores, estoy acá desde que abrió la chacra pero vengo acompañando esto con Camilo desde la cárcel. Soy un tipo que cometió muchos errores en su vida, tengo 43 años y estuve la mitad de mi vida preso y recién ahora estoy sintiendo que estoy haciendo algo que realmente me gusta y estoy muy feliz de estar acá; este es un lugar para personas que salieron de la cárcel llevado adelante por pares, en mi caso pude acomodar mi vida antes que ellos entonces ahora me dedico a ayudarlos, aconsejarlos, contarles como hice para poder darle un vuelco a mi vida y salir de todo ese infierno de soledad, tristeza y amargura.

P.al día- Camilo decía que al principio había cosas que no hacían bien y que las fueron corrigiendo con el tiempo, ¿en qué creés que ha mejorado el centro con respecto a los inicios?

Santiago- Nosotros empezamos sin saber nada porque nadie tenía experiencia y si bien hicimos muchas cosas buenas en otras nos equivocamos y tuvimos la humidad de reconocerlo. Algo muy importante en ese sentido fue la incorporación de los operadores terapéuticos en adicciones que son una pata fundamental que le cambiaron la cara al lugar porque la mayoría de los que están acá tuvo o tiene problemas con las drogas o el alcohol.

Estoy muy contento con los avances que vienen teniendo los muchachos, hay que ver en el estado que llegaron algunos y como están al día de hoy; hay una persona que en este tiempo logró rehacer su vida, estuvo diez años en la calle, cuando llegó acá tenía olor a muerto y hoy está trabajando, se logró comprar su auto, está ayudando a sus hijos a comprarse un terreno y es un ejemplo y un referente para todos. Acá no hay policías, el que se queda es porque quiere, yo siempre digo que hay dos requisitos para estar acá, tener antecedentes penales y querer cambiar tu vida. Yo también creo mucho en Dios porque fue quien me mostró que se puede vivir de otra manera.

 

P.al día- ¿Cuáles creés que son los desafíos que tiene el centro a futuro?

Gabriel Camilo- Nosotros vemos que hay un desequilibrio en la convivencia entre quienes salen a trabajar y tienen una rutina de vida diferente y los que están todo el día acá, por eso la fundación está pensando en avanzar hacia una segunda etapa para contar con un espacio donde derivar a las personas que ya tienen su trabajo y están más centrados para que sigan su camino.

También la fundación está pensando en una tercera fase para que esas personas que están trabajando tengan sus propios emprendimientos o empresas que generen fuentes de trabajo para darle a otros lo que ellos recibieron.

 

Nuestro objetivo es que una persona con antecedentes que no tiene a donde ir tenga un espacio donde pueda ser parte...”

 

P.al día- ¿Algo más que quieran agregar?

Gabriel Camilo- Nuestro objetivo es que las cárceles se cierren, que una persona con antecedentes que no tiene a donde ir tenga un espacio donde pueda ser parte y esa es nuestra tarea. No solo conseguirles un trabajo y una vivienda sino desarrollar esa habilidad interior que cada uno tiene y que va desplegando a través de experiencias.

Queremos ser un lugar de referencia para toda la gente que quiere cambiar, ser feliz y salir adelante.

Hermana Nely- Agradecer a la comunidad de Progreso porque cuando voy a pedir alguna donación la gente ha sido muy amable y hoy ven a este lugar con ojos diferentes.

Resiliencia

La última vez que Gabriel Camilo estuvo preso recibió una condena de 11 años. Allí, con sus hijos como motor decidió cambiar su vida. Primero, comenzó con la literatura, después, con la ayuda del exfutbolista Andrés Fleurquin y su esposa Andrea, se postuló a un llamado del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) que hizo tangible la ONG “Nuestros Hijos Nos Esperan” y “Lo de Carlo”, este centro que brinda alojamiento a ex reclusos del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR).

Después de estar cerca de tres meses en una celda de máxima seguridad por un motín del que asegura que no fue parte, se dio cuenta de que no quería seguir siendo así. Primero, hizo una huelga de hambre para llamar la atención del director del penal de Libertad, después vendría otro suceso revelador cuando tuvo un infarto por el que estuvo muerto por al menos durante un minuto. Para Camilo, esa fue una oportunidad para ayudar a sanar el corazón de sus hijos y de otros que estuvieran en su misma situación.

Desde 2023 está al frente de esta iniciativa teniendo a su cargo la parte técnica. Ahora vive con sus hijas, con su familia, y ayuda a las personas que salen del sistema penitenciario.