Desde pequeño, “Tito”, como se lo conoce popularmente, se caracterizaba por ser una persona hiperactiva, trasgresora, con déficit de atención, problemas de compulsividad y obsesividad, aspectos de la personalidad que fertilizaron ese campo para que la enfermedad pudiera desarrollarse. Comenzó consumiendo cannabis a los 12 años pero su adicción despegó a los 17 años cuando empezó a consumir cocaína de forma excesiva; al año comenzó a traficar para poder sustentar el consumo, luego probó la pasta base y esa enfermedad fue progresando hasta llevarlo a lugares muy oscuros. Al darse cuenta que no quería eso para su vida decidió recapacitar, pedir ayuda y someterse a un tratamiento de rehabilitación que duró nueve meses.
Hoy “Tito”, luego de dejar atrás la enfermedad y empezar una vida nueva, ayuda a otros adictos a superar la adicción.
Primero lo hizo como operador terapéutico en “Betania”, lugar donde realizó parte de su tratamiento, y actualmente está a cargo de la Comunidad Terapéutica "El Refugio", un centro que se enfoca en brindar tratamiento residencial a aquellas personas afectadas por el consumo abusivo de estupefacientes. El proceso se desarrolla en un ambiente controlado y rodeado de un entorno natural bajo la guía de un equipo multidisciplinario que le darán un seguimiento personalizado teniendo en cuenta las necesidades de cada interno que ingrese en la comunidad con el propósito de interrumpir el consumo para que el adicto pueda encauzar su recuperación y la reinserción social. El mismo se encuentra ubicado en Ruta 46 Km 49.500 a metros del Empalme Dogliotti, en el municipio de Aguas Corrientes.
A más de un año de la inauguración de este centro dialogamos con Alberto, director del centro y Operador Terapéutico y el Psic. Pablo Rosas, también progreseño y director técnico del centro.
“Queremos visibilizar este centro como un dispositivo canario y recibir a los gurises del departamento…”
P.al día- ¿Cómo y cuándo nace “El refugio”?
Alberto Pereira- Este proyecto comenzó el 1 de febrero de 2024 junto con Pablo que es el cofundador de “El Refugio” donde nos planteamos nuestro marco de trabajo, sobre qué pilares nos íbamos a basar en esto de poder rever la metodología, si los sistemas de trabajo actuales están funcionando y ver cómo podemos cambiar ciertos factores para poder maximizar las posibilidades de éxito dentro del programa.
Desde esa fecha nos hicimos del establecimiento y hasta el 15 de mayo se hizo el acondicionamiento del lugar, los trámites pertinentes para poder conseguir las habilitaciones correspondientes y hacernos de los insumos necesarios para poder desarrollar la recuperación y el tratamiento siendo la preocupación del usuario el atendimiento introspectivo de su vida. En esta etapa también pudimos fortalecer lazos institucionales con el MIDES por medio del cual se generó un programa que es impulsado por este ministerio llamado “Hogares Asistidos” a través del cual se le brinda atención a la población en extrema vulnerabilidad social relacionada con el consumo donde puede llegar por diferentes vías a los centros de primera atención y en articulación coordinada con ellos se le da ingreso, se hace una evaluación técnica por parte de asistentes sociales y psicólogos, de ahí se define un perfil de la persona que se envía al cuerpo técnico de “El Refugio” y se hace la valoración para la aprobación o no del ingreso al dispositivo. En junio de 2024 tuvimos los primeros tres ingresos y en abril de 2025 tuvieron sus correspondientes altas terapéuticas después de finalizado el proceso de nueve meses en calidad de interno y comenzaron la segunda etapa del tratamiento que es la reinserción social.
P.al día- ¿Cuántas personas asisten actualmente al centro?
Alberto Pereira- En el afán de amoldarnos a la nueva dinámica que queríamos implantar primero comenzamos con 20 camas, luego ese número fue creciendo gradualmente y actualmente la población es de 30 personas y estamos contando con capacidad para 40 personas. En esto del desarrollo consiente colectivo dentro de la comunidad la primera etapa fue la más difícil porque ahora ante cada ingreso nuevo hay una guía que se da mismo por parte de los propios internos que tienen un sentido de pertenencia muy arraigado con la comunidad, su sentimiento de amor para con el lugar que día a día les está mejorando la calidad de vida, poder recuperar sus valores y su potencial en la vida.
P.al día- ¿De dónde provienen?
Pablo Rosas- Si bien comenzamos trabajando fuertemente con la centralidad de MIDES con un dispositivo que tienen en Montevideo, hoy a partir del buen trabajo y el boca a boca estamos recibiendo gurises de varios departamentos. Más allá de eso queremos valorizar la visibilidad de este centro como un dispositivo canario llevado adelante por un grupo de gente trabajadora que está atendiendo una problemática a nivel estatal y queremos mostrarnos como aliados en ese combate a la enfermedad para recibir a los gurises del departamento que pueden ser vecinos nuestros porque si bien sabemos que hay varios dispositivos es mucha la demanda.
Si bien esta problemática se puede ver acentuada en las periferias de las urbes donde la vulnerabilidad socioeconómica de las personas condiciona mucho, esta enfermedad atraviesa todos los estratos sociales y todos los territorios.
P.al día- ¿Son mayormente jóvenes los que ingresan o hay de todas las edades?
Pablo Rosas- El piso es 18 años por una cuestión legal y de ahí para arriba no hay límite, de hecho tenemos una persona que tiene 60 años que está finalizando exitosamente su proceso por tanto no importa la edad, todo tiene solución siempre y cuando la persona se lo proponga y pueda contar con un dispositivo para poder apoyarse.
P.al día- ¿Hay cupos gratuitos disponibles?
Alberto Pereira- Como muchas veces es inalcanzable para una familia promedio poder acceder a los costos de internación la idea es brindar como principal herramienta el tema de las intervenciones directas (becas) y actualmente cinco personas llegaron por esa vía donde se le brinda la posibilidad de la internación sin ningún tipo de resarcimiento económico cuyo costo es absorbido por el propio centro que va desde la terapia psicológica, la alimentación, la higiene personal, los cigarros y las articulaciones médicas que también forman parte de la recuperación en esto de que muchos de los que llegan están en situación de calle sostenida a lo largo del tiempo y el deterioro físico es notorio; eso incluye salud bucal, intervenciones quirúrgicas y demás con la proyección a seguir mejorando siempre respetando los procesos.
P.al día- ¿Cómo está compuesto el equipo de trabajo?
Alberto Pereira- El equipo terapéutico está conformado por cinco Operadores Terapéuticos y un Psicólogo. Apostamos a la mejora tanto en recursos humanos incorporando cada vez más gente al equipo terapéutico como también mejoras desde lo edilicio.
P.al día- ¿En qué metodología se basan para trabajar?
Alberto Pereira- Nuestra metodología de trabajo es una conjunción de varias metodologías pero el grueso del marco de trabajo se basa en una metodología llamada «estilo fazenda» que se utiliza hace muchos años en Brasil que es esto de una conjunción en un entorno natural donde podamos poner barreras entre los estímulos externos y sociales y traerlos más para el campo para poder reconectar con un proceso de espiritualidad que nosotros tratamos de estimular; acá no predicamos ningún tipo de religión ni teología, sí la fomentación de la espiritualidad personal entendiéndola como ese camino hacia el interior y al ser que hemos perdido por el consumo o la aceptación de definiciones de la sociedad para con nosotros definiéndolo como un deficiente moral y no como un enfermo siendo que está avalada científicamente por la OMS como una enfermedad crónica, degenerativa y mortal como lo puede ser el cáncer o cualquier patología y como tal necesita su correspondiente tratamiento.
En sentido los tres pilares de la recuperación son trabajo, disciplina y espiritualidad.
P.al día- ¿Cuánto influye ayudar a otros habiendo pasado por una situación similar como fue tu caso?
Alberto Pereira- Mi etapa de consumo comenzó a los 11 años y se vio interrumpida a los 27 cuando inicié mi primer proceso de recuperación en una clínica en Brasil en esto de buscar una mejor calidad de vida, allí entendí un concepto mucho más profundo de lo que es la recuperación y no solo la abstinencia de las drogas sino que también me llevó a recorrer lugares y encontrar una vocación de servicio en mi vida que es el de Operador Terapéutico y de Consejero en adicciones. Esto me llevó a interiorizarme en los conceptos, el trabajo y la metodología de abordaje de las adicciones y entender de que puede existir otra forma de hacerlo además de la prefijada por medio de la empatía, la concientización, el brindar las herramientas y la información necesaria, recursos humanos y materiales para que se pueda dar este cambio de vida donde los ideales éticos y morales puedan generar los cimientos necesarios para poder conseguir ese cambio conductual y cognitivo que nos pueda reinsertar exitosamente en la sociedad y no seamos un factor aislado.
“Reconocer la condición humana de las personas y el laburar con amor y disciplina es una de las cosas que nos diferencia del resto…”
P.al día- ¿Qué diferencia a “El Refugio” de otros dispositivos que existen en Uruguay?
Pablo Rosas- Algo que nos caracteriza y que fue una de las cosas que definimos al comienzo más allá de las cuestiones metodológicas más teóricas tenía que ver con reconocer la condición humana de las personas y el laburar con amor y disciplina es una de las cosas que nos diferencia del resto. Tanto los gurises como sus familias y hasta las propias instituciones con las que trabajamos reconocen que acá hay algo distinto relacionado al trato que es bien diferente a la de otros lugares, y eso los reconforta y habilita una base para poder trabajar que es la adecuada porque ganarte la confianza de la otra persona es la llavecita que abre la puerta para poder meterte en ese mundo de la vida personal y sin eso es difícil poder laburar a fondo con la parte más genuina de la persona y ese creo que es el valor que la gente nos está dando hoy día.
P.al día- ¿Eso aumenta las posibilidades de recuperación de las personas en situación de adicción?
Pablo Rosas- A eso apostamos y ojalá que así sea, ahora estamos esperando cerrar un periodo de ingresos que tuvimos para poder hacer una valoración pero a priori sacando cuentas los números son positivos así que muy contentos con eso.
P.al día- ¿Cómo es el régimen de internación?
Alberto Pereira- Nosotros tenemos un tránsito del usuario dentro del dispositivo que es de un año, los primeros nueve meses son en calidad de interno y los últimos tres meses son de reinserción social o estallo como se le llama comúnmente. Esos primeros nueve meses se dividen en tres etapas bien definidas donde del primer al tercer mes se da la desintoxicación bioquímica del cuerpo y desestructuración del individuo en sí en esto de desaprender los códigos y los sistemas de vida de la calle, del tercer al sexto mes se comienza lo que es la reahabituación saludable con los hábitos, con las personas, la estructuración de nuevas conductas, la absorción de nuevos conocimientos y del sexto al noveno mes comenzamos el ensayo de nuevas herramientas terapéuticas para empezar a vincularlo en forma saludable con la regeneración de los lazos familiares. Vale destacar que nosotros paralelamente trabajamos también con los familiares ya que comprendemos que la adicción tiene su contrapartida que se llama codependencia que es una enfermedad que se desarrolla en el núcleo familiar o en los vínculos más estrechos que tiene el adicto en esas vinculaciones interpersonales. Del primer al tercer mes los internos no salen de la comunidad, los segundos domingos de cada mes hacemos los encuentros terapéuticos familiares donde vienen las familias, también hacemos talleres dedicados a las familias y a los fortalecimientos de los lazos emocionales dentro del núcleo, del tercer al sexto mes comienzan a tener salidas de dos noches y tres días y del sexto al noveno se extiende a una semana. Todo esto siempre sujeto a la valoración del equipo terapéutico. Después de los nueves meses pasan al estallo que es cuando pasan a formar parte del equipo terapéutico con roles secundarios ya sea encargados de animales, huerta, cocina, áreas verdes, y a empezar a trabajar en lo que es el servicio que es uno de los pilares fundamentales nuestros en esto de la ayuda al adicto que recién está llegando para solidificar la base de la recuperación.
P.al día- ¿Cómo es un día en “El Refugio”?
Alberto Pereira- El cronograma varía dependiendo la etapa del año pero básicamente la jornada comienza 6:30, se hace el tendido de camas, cepillado de dientes y todo lo que tiene que ver con la higiene personal, después se le da el desayuno, luego tienen dos horas de laborterapia para empezar a generar hábitos de trabajo desde la limpieza del lugar, atención de animales, cocina, después se hace la reunión y el almuerzo. Luego viene la siesta, laborterapia nuevamente, el aseo personal, merienda, reunión y finalizamos con la cena. Dentro de este cronograma semanal tenemos días donde hay actividades de recreación como fútbol, cabalgatas, juegos lúdicos, TV, tratando de imitar lo que sería la normalidad de una persona en sociedad fomentando que todo privilegio que podamos tener es en base a un trabajo previo y un sacrificio sostenido en el trabajo y la disciplina.
P.al día- ¿Cuanto influye la parte psicológica en este proceso?
Pablo Rosas- Mucho porque somos producto de eso, es una de las patas que está en el ABC del lugar donde por un lado está lo grupal y lo colectivo para entre pares ayudarse a sostener la recuperación, la atención familiar, y la pata que nos toca a nosotros que es laburar en el mano a mano con los gurises para ir desentrañando lo que arrastramos como personas, resolver los conflictos que son el motor de la enfermedad para a partir de ahí comenzar la recuperación.
P.al día- ¿Qué proyectos tienen a futuro?
Alberto Pereira- Ahora vamos a empezar con una campaña de invierno a través de la cual podamos brindarle una vianda de comida y un vasito de café para quienes no pueden acceder a tenerlo.
Asimismo para nosotros la recuperación es una integridad y hoy en día el dispositivo forma parte solo de una etapa que es el tratamiento por tanto aspiramos a tener captación y capacitación y reinserción laboral; a partir de mayo vamos a adquirir otro inmueble donde vamos a comenzar a desarrollar esa segunda parte del proyecto. En ese marco tenemos pensado tener una panadería, una carpintería y una herrería para que dentro del proceso de recuperación tengan una carga semanal destinada a la capacitación para aquel que quiera y de esa manera cubrir todas esas aristas que quedan por fuera del tratamiento pensando también en la reinserción laboral. Otro proyecto ambicioso a más largo plazo que estamos por empezar a materializar en el dispositivo es un refugio de perros para solucionar en parte la problemática de los perros callejeros; el ingreso de ese perro se hará paralelamente al de la persona que durante los nueve meses se hará cargo del cuidado de ese animal.
P.al día- ¿Cuáles serían los desafíos a futuro que tiene el dispositivo?
Pablo Rosas- Trabajar coordinadamente con todos los actores que hacen a las posibles soluciones y en ese sentido hemos visto que hay una leve descoordinación entre los dispositivos y este encadenado de procesos que necesita la recuperación. Hay un desafío enorme a nivel de política pública de poder ajustar los tiempos de los procesos y atender la integralidad del mismo porque nosotros estamos reparando solo una parte del problema que tenemos como sociedad pero debemos acompañarlo con otras patas para que esa persona realmente tenga oportunidades de reinserción. Los gurises que finalizan el proceso y no tienen posibilidad de retorno al ámbito familiar pasan a dispositivos MIDES que no dan abasto donde la relación oferta-demanda es insatisfactoria y eso genera un cuello de botella. Sabemos que todos vienen con su librito debajo del brazo pero en este momento bisagra del país donde asumió un nuevo gobierno nosotros desde nuestro rol queremos ser parte de la solución en el combate a las drogas, compartir nuestra mirada y entre todos diseñar un sistema que sea al menos más exitoso del que existe actualmente porque es una injusticia que siendo tan pocos tengamos este problema tan grande.
P.al día- Actualmente existe una gran correlación entre el uso problemático de sustancias y la delincuencia…
Pablo Rosas- Yo creo que es un problema más profundo que eso, la gurisada cae en eso porque quizás no tiene otras ofertas educativas, sociales, deportivas o culturales, hay edades que son muy críticas y si no tenés esos soportes para esas trayectorias de vida tenés una probabilidad alta de quedar atrapado en el consumo porque es lo más próximo que tiene a su alcance y sin darte cuenta quedás enredado en eso. Lo vemos diariamente en la zona de La Paz, Las Piedras, 18 de Mayo y Progreso que es el cinturón de la metrópolis donde esta problemática atraviesa fuertemente y hay pocas ofertas en ese sentido.
Mirar el consumo problemático de drogas como el problema de una sola persona es tener una mirada errónea de la realidad porque es mucho más amplio, más complejo donde se precisa de todos.
Alberto Pereira- Sin ir más lejos el 80% de los reclusos están directamente vinculados con el uso de sustancias. Cuando es más fácil acceder al consumo de una sustancia que a un centro deportivo, educativo, social o cultural las probabilidades de éxito son más bajas. Cuando faltan políticas públicas de parte del Estado tenemos que entender que también podemos hacer algo para ayudar y ser parte de la solución y no seguir esperando eternamente por otros.
“Nosotros sabemos que con este dispositivo no vamos a cambiar al mundo pero si podemos intentar cambiarle el mundo a una persona y eso para nosotros ya es suficiente…”
P.al día- ¿Qué mensaje le darían a esas familias que están buscando una salida para sus hijos que están atravesando esta enfermedad?
Pablo Rosas- Ver a gurises que llegan destruidos y que después de un proceso de mucho esfuerzo y dolor logran recuperarse significa que se puede cambiar, que depende de la voluntad de la persona pero también que haya un contexto que acompañe esa voluntad. La salida existe, basta con salir a buscar esa ayuda que por algún lado siempre aparece.
Alberto Pereira- Nosotros trabajamos bajo la premisa de que cualquier adicto puede dejar de consumir y encontrar una mejor calidad de vida pero siempre es directamente correspondido a las posibilidades que se den. Sabemos que si bien se ve la falta de presencia estatal a través de política publicas que puedan impulsar la ayuda en relación a la adicción, está en nosotros como sociedad empezar a cambiar el paradigma con el que percibimos a un adicto o a cualquier persona que esté en una situación de vulnerabilidad de poder aportar nuestro grano de arena; nosotros sabemos que con este dispositivo no vamos a cambiar al mundo pero si podemos intentar cambiarle el mundo a una persona y eso para nosotros ya es suficiente en eso de que cada pequeño acto puede contribuir a grandes logros por tanto invitamos a toda la sociedad a poder hacer lo que esté a su alcance no solo para poder ayudar a un adicto sino a cualquier persona que esté necesitada.
P.al día- ¿Cuáles son los contactos del centro tanto para asesoramiento como internaciones?
Alberto Pereira- Nos encuentran como “El Refugio” tanto en Instagram como en Facebook y el teléfono de contacto es 094 878 514.
P.al día- Felicitaciones por esta iniciativa y el trabajo que vienen realizando…
Alberto Pereira- Agradecer a ustedes la posibilidad de darle visibilidad a este proyecto que ha sido un desafío muy importante y un sueño que hemos tratado de transitar a lo largo de este tiempo.