“Escribo porque siento la necesidad de poner en palabras, las vivencias, los paisajes y las emociones que me marcaron…”
P.al Día- ¿Cómo y cuándo surge la inclinación hacia la escritura?
Marina Acosta- Desde muy joven descubrí el poder de las palabras. Escribo desde muy chica y en la adolescencia; típico de la edad, creaba: poemas, canciones, textos breves, diarios, pequeñas reflexiones. Eran otros tiempos, en el que los libros eran mundos que realmente me transportaban y a mí me inspiraban.
Actualmente las pantallas con su colorido, deslizan historias más fugaces, sin el olor y el peso de un libro entre las manos.
Mi profesión, que exige constantemente ser muy creativos, me llevó a cambiar el final de los cuentos, a crear nuevas historias, a darle forma de poema, a los temas trabajados.
Sentía que las historias podían ser más justas, más bellas, más mías y me atrevía a cambiarlas. Mis alumnos siempre fueron el termómetro de mis creaciones, les aseguro que los niñ@s no miden grados, sino emociones.
P.al Día- Imaginamos que está muy vinculado también a la profesión de docente…
Marina Acosta- En tiempos que trabajé con alumnos más pequeños y también con alumnos con necesidades educativas especiales, redescubrí que los cuentos no solo alimentan la imaginación de los más pequeños, sino que enseñan que existen muchas formas de vivir, de pensar, de soñar.
Además refuerzan las estructuras del lenguaje y lo más lindo; fortalecen los vínculos afectivos. Todos tenemos recuerdos de los momentos en que nos leyeron historias y esa conexión única entre la voz de quién lee o relata y ese personaje o personajes que cobran vida.
P.al Día- ¿Por qué escribes sobre alimentación saludable? ¿Está vinculado también a proyectos escolares y al medio, es decir a la producción de frutas y hortalizas que se dan en la zona?
Marina Acosta- Durante mis prácticas en la escuela, encontré inspiración en algo tan cotidiano y maravilloso como las frutas. Así nacieron estas historias, creadas con algo de realidad, un poco de imaginación y mucho amor. Detrás de cada fruta, hay una historia que merece ser contada. Hice que el membrillo, un fruto no muy común, fuera el protagonista en uno de ellos.
Los niños lo desconocen, quedan pocos productores, ya no se hacen más las tachadas de dulce en las ollas de cobre que los vecinos se prestaban entre sí.
Yo me crié entre viñas y montes de membrillo, donde el aire olía a sol y a trabajo. Conozco muy bien los sacrificios de los pequeños productores que se pasan parte del año mirando el cielo. Mis antepasados por línea paterna siempre se dedicaron a cultivar la tierra y mantenían un vínculo muy particular con la naturaleza. Ellos sabían que la tierra respondía al cuidado. Poseían una sabiduría simple, realizaban un trabajo silencioso, pero de algo estoy segura, sabían también que cultivar la tierra, es cultivar el alma.

“Mi propósito es fortalecer la identidad, mantener vivo el vínculo entre la tierra, la palabra y la comunidad…”
P.al Día- ¿La concreción de los dos libros se refiere a una vocación literaria, o a la necesidad de documentar proyectos efectuados en el ámbito educativo?
Marina Acosta- Ambas se conjugaron; escribo porque siento la necesidad de poner en palabras, las vivencias, los paisajes y las emociones que me marcaron.
Escribir es una forma de seguir cultivando. La publicación de mis libros surgió además de la necesidad de documentar y compartir proyectos que habían dado buenos resultados. La escritura se volvió una herramienta para multiplicar experiencias.
P.al Día- ¿Hacia qué público están dirigidos ambos libros, y cómo se implementa la llegada a ese público?
Marina Acosta- Están dirigidos al público infantil, por ahora estoy llegando a ellos a través de invitaciones que me han hecho a instituciones tanto públicas como privadas.
Este año de manera medio informal, por la época del año en la que estamos, pero quiero elaborar un cronograma que ordene esta actividad en el año próximo. Son instancias únicas, que disfruto al máximo; de gran intercambio. He recibido muchas invitaciones y sugerencias.
P.al Día- ¿Por qué están escritos en caracteres de imprenta mayúscula?
Marina Acosta- Por un tema de accesibilidad, quiénes trabajamos con lectores incipientes sabemos muy bien que las formas simples y claras que ofrece las grafías en imprenta mayúscula; mejoran la comprensión visual y la concentración. Se evitan confusiones entre letras parecidas favoreciendo el seguimiento visual.
P.al Día- ¿Tienes pensado continuar escribiendo y publicando algún otro libro en el futuro?
Marina Acosta- Es un camino que empecé a recorrer, que me ha brindado muchas satisfacciones. Desde el día que los presenté, han surgido muchas repercusiones, me alegra saber que estas simples historias sean compartidas en las familias, en las escuelas, que motive a los alumnos a repetir prácticas de convivencia.
Tengo otros proyectos, con su título, su propia voz y esencia. Les adelanto, uno hace referencia al jardín que tuvo mi mamá, variado, colorido y muy perfumado.
Creo en el poder de las historias, que podemos sembrar imaginación; compartir lo que experimentamos, lo que aprendimos; lo que llevamos dentro.
P.al Día- ¿Algo más que nos quieras comentar?
Marina Acosta- Agradecerles la oportunidad que me brindaron, como periódico local, de difundir mi trabajo. Sé que llegan a muchos hogares semanalmente. Pretendo aportar al fortalecimiento de nuestra identidad, por eso, no formar parte de un espacio como éste, me resultaba una carencia, una oportunidad pendiente de expresión.
También agradecer a quiénes me acompañaron en la presentación y adquirieron los ejemplares. Debí hacer otro tiraje porque fueron muchos los interesados.
Ese día, gente querida, me acompañó. Me emocionó muchísimo ver entre el público a mi maestra de segundo grado escolar, y alumnas que fueron mías hace muchos años, compañeras de labor, colegas.
Fue un momento lleno de recuerdos y gratitud. También me emocionó la presencia de una vecina de la zona, que con su esposo producía y conoce las peripecias que se esconden en el proceso de producción. Ella me conoce desde pequeña y conocía a mis padres.
Verlos allí, reunidos, me recordó que la vida, siempre encuentra hermosas maneras de cerrar sus ciclos, que los lazos que se cultivan con tiempo y dedicación siguen floreciendo.
Mi propósito sigue siendo fortalecer la identidad, mantener vivo el vínculo entre la tierra, la palabra y la comunidad. Gracias!!!!